El Alvear, un hospital único en su género
La falta de dispositivos y redes genera serias dificultades para derivar
pacientes. Se suma la pérdida de profesionales, el aumento de consultas y su
complejidad. Sin embargo, un grupo de profesionales de excelencia atiende y
contiene la patología mental
Con el advenimiento de la democracia en 1985, el Hospital Alvear pasó a ser de emergencias psiquiátricas, y aunque las internaciones deberían ser por lapsos breves, la realidad es que la falta de dispositivos y redes genera serias dificultades para derivar, como consecuencia la estadía de los pacientes se prolonga. Por otra parte, y como característico de estos tiempos, más del 50% presenta consumo problemático de sustancias asociado a otra patología mental. Sobre esta realidad compleja, hablan los principales referentes del hospital y la filial de la AMM.
El Dr. Martín Mazzoglio y Nabar, jefe de la Guardia, profundiza sobre lo que implicó el cambio de perfil asistencial: “Tenemos la misma planta en la guardia que en 1985 con la transformación paradigmática de tipo de pacientes, y luego en 2010 con la modificación que impuso la Ley de Salud Mental. La posibilidad de dar respuesta de manera eficiente es un verdadero de safío. Finalmente, la respuesta la damos pero la pandemia terminó de ponernos en jaque y nos hizo ver más que nunca la necesidad de reestructurar muchas cosas”. A esto, se suma que en la pospandemia crecieron los problemas de salud mental y se registró una pérdida de profesionales que se van a ejercer al exterior, al interior del país o en el ámbito de la Justicia.
Un hospital con sello propio
El Hospital Alvear posee características propias. No existen en el mundo muchos ejemplos de instituciones especializadas en emergencia psiquiátrica. Su director, el Dr. Sergio Giordano detalla: “Nuestra tarea gira alrededor del servicio de guardia, que es la puerta de entrada al hospital. Allí se toman las decisiones médicas y se orienta al paciente sobre cómo continuar un tratamiento”.
Para contener la demanda, tanto de la ciudad como del AMBA, el hospital dispone de una ambulancia especialmente adaptada. Su interior está recubierto y no cuenta con elementos que puedan dañar a un paciente con patología mental descompensada: “A cargo de la urgencia siempre va un psiquiatra. Ni un paramédico, como en Estados Unidos, ni un generalista como en parte de Europa. En nuestras ambulancias siempre hay un profesional con doce años de formación”, aporta Mazzoglio y Nabar, quien además integra la filial de la AMM. La ambulancia pertenece al SAME, que coordina y clasifica los operativos.
Gabriel Schraier, jefe del servicio de Adolescencia, agrega: “La ambulancia tiene demanda las 24 horas del día. Es el único hospital que hace atención psiquiátrica en la vía pública, domicilios, interconsultas, tras lados y oficios librados por un juez”.
Según datos confeccionados en el hospital, se estima que pospandemia se incrementaron 15% las consultas que llegan a la guardia. Pero lo que creció aún más es la cantidad de prestaciones por paciente, es decir, el número de profesionales que participan en su atención. Todas las evaluaciones que se realizan son interdisciplinarias. El Dr. Miguel Diez, jefe del Departamento de Emergencia y miembro de la filial AMM, suma: “Los oficios se han incrementado de forma notoria, y exigen la intervención de tres profesionales; por ejemplo: psiquiatra, psicólogo y trabajador social, sino no es válido el informe. Son prestaciones obligatorias. Reclamos difíciles de resolver porque la Justicia defiende derechos del paciente pero después no hay entidad que lo pueda abarcar”.
El consumo problemático de sustancias pero también otro tipo de adicciones -por ejemplo a determinadas actividades-, así como las patologías del ánimo llama das también trastornos del ánimo o los pacientes que llegan al hospital con mucha sintomatología, son los casos más frecuentes. “Por las características del hospital, la patología llega en un momento muy agudo y generalmente muy grave. Además del desborde del paciente, se produce un desborde en su entorno, que cuando ya no puede contenerlo decide traerlo acá. También, el Estado deriva pacientes que llegan acompañados por fuerza de seguridad”, aclara el Dr. Diez. “La mayoría de nuestros pacientes son duales, o sea con consumo de sustancias más patología psiquiátrica. Muchas veces la situación se complica, ya que buscan ver de qué forma pueden tener algún tipo de consumo. Se producen transgresiones, conflictos entre ellos, con el personal. Los sistemas son vulnerables por lo general por más que haya consignas policiales. Las familias a veces son aún más complicadas. Como hay problemas serios con las derivaciones por falta de dispositivos, las internaciones son de muchos meses y esto es contraproducente para el tratamiento”, enfatiza Gabriel Schraier.
Los profesionales realizan, por otra parte, el seguimiento del paciente: “La guardia no da solo respuesta a lo urgente, también sostiene para no desamarrar y que la persona quede dando vueltas o que se vuelva a complicar el cuadro”, agrega Mazzoglio y Nabar. Los profesionales se enorgullecen de las posibilidades que brindan a quienes están internados: paseos por el parque del predio junto a familiares, actividades sociales y recreativas. Uno de los objetivos de todos los servicios es que el paciente esté activo. “Tenemos, además, un equipo de consultorios externos de adolescentes, que constituye un aspecto muy importante y de enorme complejidad”, cuenta el Dr. Giordano.
El personal de salud
El Hospital Alvear cuenta con treinta y seis camas, que están siempre ocupadas, y muchas veces se
trabaja con camas supernumerarias. En la guardia se atienden un promedio de ciento ochenta prestaciones por día. Por otra parte, desde el sector Farmacia se entrega la medicación: en 2022
fueron más de un millón de comprimidos dispensados.
En total, en el hospital trabajan cerca de ciento veinte personas, que no es suficiente. “La realidad se agrava porque el médico no da solo respuesta a la situación de salud, lo que suma mucha carga extra y a veces desvirtúa el trabajo. Advertimos que en ocasiones hay pacientes que se acercan para buscar comida. Esto implica una reconfiguración, nos autocuestiona, nos genera angustia y nos enfrenta a la enorme vulnerabilidad de nuestros pacientes y nos obliga a pensar la salud mental desde una visión mucho más amplia”, coinciden los profesionales.
“No podemos limitar la salud mental a la presencia de psiquiatra, psicólogo, trabajador social. También interviene el clínico, los terapistas ocupacionales, el psicodiagnóstico. Contamos con un hospital de día, con la farmacia, con Administración y Enfermería que desempeñan un rol central. Y no podemos olvidarnos de nuestra función docente, formamos residentes y concurrentes. Dictamos en grado la materia Salud Mental de la Universidad de Bue nos Aires y el internado rotatorio, la carrera de especialista en Psiquiatría. Y los cursos de capacitación del GCBA”, agrega Mazzoglio y Nabar.
“La patología mental hay que atenderla durante toda la vida y por la falta de efectores esto nos
complica como un hospital que en realidad es de emergencias psiquiátricas. No únicamente se dificulta la derivación sino, también, la externación porque no hay dispositivos intermedios alternativos. Y todo esto nos impide cumplir con las misiones y funciones para las que este hospital fue creado”, expresa Diez.
La Dra. Blanca Graciela López, secretaria de la filial de la AMM, aporta: “Además no tenemos un apoyo asistencial de otras especialidades relacionadas con la salud del paciente. La atención debería ser más integral, necesitaríamos un laboratorio clínico y toxicológico así como equipos de diagnóstico por imágenes. Eso dificulta una atención transversal y el paciente tiene que estar rotando por diferentes lugares para cumplimentar un diagnóstico y tratamiento. Hacemos todo lo que podemos y vamos a seguir haciéndolo, pero también vamos a pedir que se reconozcan todas estas falencias que tiene el sistema para con nosotros y para con los pacientes”.