Día del Médico/a. Defendemos la salud pública porque somos la salud pública
La AMM renueva en esta fecha su compromiso en la lucha por los derechos laborales de los médicos y médicas municipales y reafirma su irrestricta defensa de la salud pública
El 3 de diciembre, Día del Médico y la Médica, es a pesar de todos los obstáculos y dificultades una fecha para celebrar nuestra elección de ser médicos. Y una oportunidad para revalorizar el sistema de salud pública de nuestro país en donde, a diario, los médicos municipales de la ciudad de Buenos Aires trabajamos con compromiso y pasión por nuestra tarea.
Ser médicos es ser solidarios
Ejercer nuestra profesión requiere además de conocimientos y de experiencia de un profundo sentimiento humanitario. El cuidado y la atención de la salud es el faro de la medicina. En tiempos de extremo individualismo entender que ser médicos es ser solidarios dignifica aún más nuestra misión y nos interpela proactivamente en nuestra función. La responsabilidad de atender la salud de nuestra comunidad debe ser valorada con condiciones laborales adecuadas y mejores salarios acordes la labor esencial que desempeñamos.
Trabajamos para brindar la mejor medicina para nuestros pacientes y comunidades, y para lograrlo es imprescindible un sistema sanitario que esté a la altura de las necesidades de nuestro pueblo y de los trabajadores de la salud. La pandemia de COVID-19 profundizó los problemas que ya teníamos, y corresponde avocarnos a resolverlos. Es necesario la generación de políticas públicas que fortalezcan el sistema sanitario, actualicen la tecnología y provean ambientes de trabajo saludables para una mejor calidad de la atención tal como debe y merece brindar la Ciudad de Buenos Aires, que posee uno de los sistemas de salud pública más amplios y complejos de Latinoamérica.
Cuidar a médicas y médicos
Nuestro trabajo nos expone a situaciones de mucho estrés, angustia y preocupación. Cuidar al médico/a implica ingresos dignos que no lleven al pluriempleo. A lo ya mencionado podemos sumar la exigencia de un escenario seguro ante los reiterados hechos de violencia que se generan en nuestra sociedad; implica también la provisión de insumos y elementos para ejercer la profesión, espacios de capacitación, y equipamiento profesional moderno. También, instancias de contención emocional y de cuidado de la salud física y mental.
El acceso a la atención de la salud no pasa por imágenes publicitarias ni marketing. Tampoco por generar una metodología de turnos como el 147, que finalmente pone barreras, sino por poner en marcha políticas sanitarias serias, con continuidad en el tiempo, basadas indefectiblemente en los principios de la salud pública. Solo así se garantiza un sistema de salud que pueda cumplir plenamente con sus objetivos y sus fines asistenciales, científicos, solidarios y comunitarios.
Con profesionales poco reconocidos, en malas o condiciones inseguras de trabajo, el impacto sobre la atención de los pacientes es inevitable, pero no porque perdamos nuestro compromiso o amor por la profesión, sino porque la calidad de atención podría deteriorarse. Por el contrario, los médicos y médicas hacemos esfuerzos enormes por dar respuestas cuando a veces no tenemos ni la retribución que nos corresponde ni las condiciones para poder hacerlo. Vamos más allá de nuestras posibilidades, y siempre ofrecemos una solución.
Nuestro poder de transformar
La salud y nuestro trabajo como médicos y médicas es una herramienta de transformación social porque la medicina -además de respuesta individual ante los problemas de cada paciente- es comunitaria y se relaciona directamente con las causas sociales, políticas y económicas que afectan la salud de la población.
Y en este punto es fundamental reconocer los valores históricos de nuestra salud pública, que muy pocos países en nuestra región pueden mostrar con el orgullo que los argentinos podemos ostentar. Esos principios son equidad, oportunidad, universalidad y gratuidad en la atención, y los brazos abiertos para la atención de nuestras poblaciones. El cuidado de la salud debe ser una política de Estado, que se vea reflejada tanto en el presupuesto como en la organización del trabajo y debe estar fuertemente comprometida con la sociedad, sin ningún tipo de diferencia ni discriminación. Sabemos que nuestro sistema, que ha sido modelo del mundo, atraviesa hoy una crisis profunda y que parte de esa crisis se basa en que no se cuida al que cuida. La pandemia fue un ejemplo abrumador del desdén con los que fuimos tratados los profesionales de la salud.
La salud pública y el gremialismo sirven para cambiar el mundo, para recordarnos que un mundo mejor es posible. Ambos comparten la posibilidad de transformar la realidad, de poner justicia donde falta, de crecer socialmente, de vencer desafíos y de hacer más grata (o menos ingrata) la vida de las personas.
Por eso en este día, estamos orgullosos de trabajar en uno de los sistemas de salud pública más importantes de Latinoamérica y de ser, también, una de las entidades médico-gremiales más grandes de nuestro país. Desde la AMM, hemos podido modificar –y lo seguiremos haciendo- injusticias y arbitrariedades.
Defendemos la salud pública, defendemos a médicos y médicas. Trabajamos por un sistema sanitario inclusivo y democrático y lo seguiremos haciendo. Estaremos dispuestos siempre a luchar por nuestros derechos como trabajadores/as y por el derecho a la salud de las y los argentinos.
Ser médicos y médicas nos coloca en un lugar protagónico para ayudar al prójimo y nos compromete con los valores solidarios de la medicina. Defender nuestros salarios y nuestros derechos, es asimismo defender al sistema de salud pública. Sabemos que tenemos el acompañamiento de nuestros pacientes que también, como nosotros, sienten un profundo orgullo por nuestros hospitales públicos.
¡Feliz Día del Médico y la Médica!
A seguir luchando por nuestros derechos y trabajando por la salud de la población.